martes, 21 de abril de 2009


El mundo entero no es más que un montón de llaves y una colección de

cerraduras. Son cerraduras el rostro humano, el libro, la mujer, cada país

extranjero, cada obra de arte, las constelaciones celestes.

Son llaves las armas, el dinero, el hombre, los medios de transporte, los instrumentos musicales, la palabra. Lo único que nos pide una llave es que sepamos utilizarla. La cerradura, que sepamos servirla. Una cerradura sin llave es un secreto que descubrir, una oscuridad que iluminar, una inscripción que descifrar.

Una llave sin cerradura es una invitación al viaje. Debe recorrer el cielo y la tierra con su llave en la mano, probándola con todo lo que tenga aspecto de cerradura.

Michel Tournier

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